viernes, febrero 02, 2007

Los Estatutos del Hombre

Artículo 1.

Queda decretado que ahora vale la vida,

que ahora vale la verdad,

y que de manos dadas

trabajaremos todos por la vida verdadera.



Artículo 2.

Queda decretado que todos los días de la semana,

inclusive los martes grises,

tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.


Artículo 3.

Queda decretado que, a partir de este instante,

habrá girasoles en todas las ventanas,

que los girasoles tendrán derecho

a abrirse dentro de la sombra;

y que las ventanas deben permanecer el día entero

abiertas para el verde donde crece la esperanza.


Artículo 4.

Queda decretado que el hombre

no precisará nunca más

dudar del hombre.

Que el hombre confiará en el hombre

como la palmera confía en el viento,

como el viento confía en el aire,

como el aire confía en el campo azul del cielo.

Parágrafo único:

El hombre confiará en el hombre

como un niño confía en otro niño.


Artículo 5.

Queda decretado que los hombres

son libres del yugo de la mentira.

Nunca más será preciso usar

la coraza del silencio

ni la armadura de las palabras.

El hombre se sentará en la mesa

con la mirada limpia

porque la verdad pasará a ser servida

antes del postre.


Artículo 6.

Queda establecida, durante diez siglos,

la práctica soñada por el profeta Isaías:

y el lobo y el cordero pastarán juntos

y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.


Artículo 7.

Por decreto irrevocable

queda establecido

el reinado permanente

de la justicia y de la claridad.

Y la alegría será una bandera generosa

para siempre enarbolada

en el alma del pueblo.


Artículo 8.

Queda decretado que el mayor dolor

siempre fue y será siempre

no poder dar amor a quien se ama,

sabiendo que es el agua

quien da a la planta el milagro de la flor.


Artículo 9.

Queda permitido que el pan de cada día

tenga en el hombre la señal de su sudor.

Pero que sobre todo tenga siempre

el caliente sabor de la ternura.


Artículo 10.

Queda permitido a cualquier persona,

a cualquier hora de la vida,

el uso del traje blanco.


Artículo 11.

Queda decretado, por definición,

que el hombre es un animal que ama

y que por eso es bello,

mucho más bello que la estrella de la mañana.


Artículo 12.

Decrétase que nada estará obligado ni prohibido.

Todo será permitido.

Inclusive jugar con los rinocerontes

y caminar por las tardes

con una inmensa begonia en la solapa.

Párrafo único:

Sólo una cosa queda prohibida:

amar sin amor.


Artículo 13.

Queda decretado que el dinero

no podrá nunca más comprar

el sol

de las mañanas venideras.

Expulsado del gran baúl del miedo,

el dinero se transformará en una especie de espada fraternal

para defender el derecho de cantar

y la fiesta del día que llegó.


Artículo final.

Queda prohibido el uso de la palabra libertad,

la cual será suprimida de los diccionarios

y del pantano engañoso de las bocas.

A partir de este instante

la libertad será algo vivo y transparente,

como un fuego o un río,

o como la semilla del trigo,

y su morada será siempre

el corazón del hombre.

THIAGO DE MELLO, BRASIL.

Santiago de Chile, 1964. Traducción de Pablo Neruda.

2 comentarios:

ÓL dijo...

Magnífico. Gracias por el hallazgo.

Anónimo dijo...

un gustazo poder compartir. Abrazos a todos.